miércoles, 19 de septiembre de 2012


Los objetivos principales del taller serán entre otros, familiarizar a los creadores participantes con herramientas de software de avanzada como Zbrush, y resolver planteamientos anatómicos y de silueta.












El DF es tan grande que a veces abarca todo el país. Y más si eres extranjero, y más si te dedicas al arte. Es difícil escapar de la centralización cultural que de alguna manera sufre México. La capital es un continuo creador de iniciativas, investigaciones y miradas.

Salir del DF es siempre llegar a destinos nuevos aunque te encuentres siempre en México, la ciudad se confunde con el país. Por eso llegar a Culiacán y en concreto a Cuadrante Creativo se convirtió en una oportunidad única para ampliar la mirada sobre el país, sus espacios creativos y sus protagonistas artísticos.
Las problemáticas que en este momento acontecen en México hacen indispensable investigaciones desde distintos lugares, aproximaciones y agentes. Es imposible abarcar desde el DF, por grande que sea, todo lo que sucede en México. Por eso se hacen urgentes iniciativas como la de Cuadrante Creativo que permiten la comunicación entre artistas, lugares de producción y proyectos de investigación entre los distintos espacios creativos del país.
Cuadrante Creativo es un magnífico centro de producción situado en uno de los puntos de investigación social más importantes del país. Su labor, pasada y futura, nos permite profundizar en las nuevas culturas que se están generando en México. 
Celebro la continuidad de este espacio y celebro infinitamente conocer la generosidad de Culiacán y sus extremos habitantes. Ya lo puse en mi facebook al volver al DF: 
Ich bin ein Culichi (soy Culichi).
Jota              .










Apenas 3 dias duró mi paso por Culiacán Sinaloa, invitado por Cuadrante Creativo; con mi conferencia en el Auditorio del Jardín Botánico iniciaron una serie de charlas, talleres y proyectos que buscan ser una ventana a puntos de vistas actuales sobre la práctica y la reflexión del arte contemporáneo: media art, arte sonoro, arte contemporáneo, filosofía, entre otros temas permitiran ser vistos y discutidos por la escena local, lo que implica poner a Culiacán en marcos de discusión internacionales y de actualidad. 

Fué mi primera visita a Culiacán y debo confesar que mis referencias del lugar eran Teresa Margolles y Fritzia Irizar, razón por la que tuve la grata sorpresa de encontrarme con un grupo mas amplio de artistas y gestores lidereando proyetos de altísimo nivel, con instalaciones e infraestructuras bien pensadas y acondicionadas, con una colección de arte público permanente en el Jardín Botánico curada por Patrick Charpenel, con obras de artistas mainstream, artistas que el publico profesional del arte muchas veces solo ve en libros, y que en Culiacán cualquier ciudadano puede tocar y percibir un Alora y Calzadilla, un Francis Alys o un Richard Long, entre varios otros.

Si la pulsión de esta comunidad de gestores culturales y artistas continúa, logrando un sistema sólido de generación de conocimiento, generando espacios de apertura a nuevos puntos de vista, permeando en los artistas, curadores y críticos del lugar estrategias y procesos artísticos que cuestionan el status quo y sus situaciones artísticas profundamente estancada, me atrevería a decir que su labor posicionará Culiacán como un nodo cultural importante, profesionalizando a sus artistas locales y dandole recursos para devatirse en la historia contemporánea del arte, una plaza con capacidad de legitimar ante el sistema internacional del arte y dar valor curricular a artista externos.

La visita fué grata por razones mas allá de haber compartido mi trabajo y explicado mis procesos y estrategias con nuevos públicos, en mi opinión fué mas importante aún haber expandido la red porfesional de colaboración con los integrantes de Cuadrante Creativo en Culiacán  y formar parte de un proyecto que apunta a convertirse en un punto de referencia en la gestion, reflexión y producción de contenidos artísticos.












Cada ciudad tiene una energía particular. En México y en otros países esa energía cambia de un punto a otro, de un Estado a otro. En los países que tienen una geografía extensa (como es el nuestro) se acentúan esas transformaciones por una multiplicidad de factores (desde el clima hasta la historia local; la situación política y  económica aportan lo suyo). Sinaloa, y Culiacán en particular, es una suma muy nutrida de esos factores: llegar allá es llegar a una especia de nodo, a un tejido muy específico.

Por razones azarosas llegué por primera vez a esa ciudad hace cinco años. Impartiría un taller invitado por el Instituto de Cultura (no recuerdo si aun Difocur). Las reuniones se hicieron en el nivel más alto del Masin, una especie de bodega. Ahí nos habilitaron un espacio. No conocía a nadie y nunca había estado en esa ciudad. 

Al principio pensé que era un taller más: compartir, intercambiar ideas, ver en qué andaban los artistas. Teresa Margolles estaba trabajando en un nuevo proyecto y con ella pude compartir la ciudad y unicar a un grupo de artistas jóvenes cercanos a ella. Ese fue el comienzo de una historia que se ha ido construyendo y nutriendo con la visita a otras ciudades (Mazatlán y Mochis). He regresado cada año y he sido testigo de la transformación que ahí se vive. En cada visita encontraba nuevos actores, artistas jóvenes que asistían a la multiplicidad de talleres que se impartían a un ritmo vertiginoso. Lo que era una bodega se convirtió en el Nivel 5, sin duda el lugar de exposición más importante respecto a las propuestas y lenguajes contemporáneos. Ahí tuve la oportunidad de exponer en una muestra individual y, un año después, se convirtió en el taller y lugar donde se mostraron los resultados del trabajo de producción de un mes con un grupo nutrido y maduro de artistas locales. Momento de síntesis en muchos sentidos, de enunciados sólidos y propuestas abiertas. Alguna vez también de un taller desde el flamante Centro Sinaloense de las Artes "Centenario", no sé si sigue con vida.

Los cambios son muchos y no puedo detenerme en cada uno. Pero me gustaría mencionar por lo menos tres aspectos que me sorprendieron en mi última visita, ahora invitado por Cuadrante Creativo: La transformación de las formas y contenidos en las piezas que participaron en la Bienal del Noroeste, Aunque se incluye a varios estados, la participación de Sinaloa fue más que nutrida y con enunciados que han desbordado ya los modos locales de entender la producción artística. Lo que se avecina es una situación cada vez más rica y compleja dado que se ha logrado generar una escena capaz de sostenerse más allá de las instituciones y los individuos que las impulsan. Por último: los artistas jóvenes han podido ubicar los distintos planos que implica pertenecer al gremio de la producción visual, tanto en términos de diálogos e intercambios de ideas como de procesos críticos y autocríticos indispensables para mantener una posición viva, los espacios de visibilidad también se han abierto para ellos y desde el Masin, el Jardín Botánico y las colecciones privadas que ya existen, se ha entendido que la producción es un sistema vivo y que no puede estar caminando por una sola arteria. Ahora se suma Cuadrante Creativo.



Es extraño que mucho de lo que se ha consolidado en Culiacán derive de las instituciones culturales (muchas veces en mancuerna con iniciativas de artistas y gestores jóvenes). Digamos que no es "lo normal" en este país. Es extraño y vale la pena celebrar la posibilidad de esa extrañeza. No tengo la menor duda que esa "extrañeza" seguirá sucediendo y tendremos que acercarnos a esa ciudad cada cierto tiempo si queremos ser parte de la energía que se genera en esa zona y que nutre al resto del país.










Prontuario de una visita fugaz en oraciones subordinadas



1.- Que el arte sigue siendo una conversación, la necesidad de tener que ponerse de acuerdo y fracasar en el intento, es decir, reconocer el desacuerdo inevitable que nos liga los demás.



2.- Que esos otros son muy suyos y, precisamente por ello, su presencia inmediata se manifiesta como una paradójica reivindicación - la imposibilidad de entenderse por completo.

3.- Que en nombre del arte contemporáneo se coloniza el espacio social - el del imaginario y el del habitamiento cotidiano - y que a la vez esta ocupación es un recordatorio que nos reclama que debemos seguir disputando ese espacio - desde el imaginario y desde el día a día.

4.- Que no debe aceptarse el papel de OVNI: ¿de dónde viene? ¿Qué hace aquí? ¿Qué quiere? ¿Cuándo se marcha?

5.- Que, por tanto, Marte, en sentido estricto, no existe - o, al menos, no existe independientemente de nuestra necesidad de el.

6.- Que no hay tal cosa como la expectativa satisfecha sino el ejercicio de un deseo por venir.

7.- Que la palabra es un maravilloso fracaso: un discreto fuego de artificio, fugaz y cómplice.

8.- Que el delay llega siempre a tiempo.

9.- Que no hay oración principal.








Zonas silentes

En Culiacán el viento fluye enérgicamente entre las calles, puede ser la ausencia de cerros o montañas, tambien una metáfora del dinamismo que emite una ciudad que, aunque para algunos de sus habitantes pueda ser monótona, rebosa una actividad atrapante, digna de análisis, y que gente como Elmer Mendoza, Teresa Margolles, Fritzia Irizar, o Fernando Brito, han transmitido a través de su trabajo.

Culicán puede ser como el silencio: a la distancia pertenece no haber gran actividad, muchas veces, preferimos no explorar esas zonas silentes creyendo que la falta de ruido es sinónimo de aburrimiento, de perdida de tiempo; sin embargo, qué es el sonido más que burbujas sobre la superficie del silencio, como decia Henry David Threau citado por Jhon Cage. En nueve días de estadía en Culiacán continuamente me di a la tarea de capturar sonidos en diferentes entornos. ¿Encontraste algo? Me preguntaban. Sí, respondía. ¿qué grabaste, algo interesante? Silencios. Y es que esos silencios estan repletos de información, de gestos, de eventos como los silencios de los que habla Juan rulfo en su corpulenta obra. Silencios llenos de motores de autobuses que transportan a miles de estudiantes y trabajadores a sis jornadas habituales. Silencios construidos a través de los murmullos de los adolescentes que bromean a medio día por el centro de la ciudad. Silencios estridentes cuando derrapa sus llantas la camioneta polarizada. Silencios punzantes cuando se edifica una nueva tumba. Silencios casi musicales al conjuntar las plegarias en catedrales y capillas. El silencio de la partida, de mi partida.

Este viento golpeaba constantemente los micrófonos con los que registro el silencio, una metáfora más de lo pujante de lo viva que es esta ciudad y, por supuesto, su entorno artístico. Resulta emocionante conocer a tantos jóvenes interesados en la creación artística, desde sus diferentes perfiles, desde sus trincheras, sus formatos y estrategias. El artista plástico, el fotógrafo, el músico casi callejero, el diseñador de audio, el explorador del video; el que trabaja con la comunidad, el que trabaja con el azar, el que alude a la literatura, el que acaricia el tiempo. Culiacán tiene una generación que con paciencia, información y fogueo puede cristalizar ese panorama del que hablaba Elmer Mendoza en su ponencia titulada "La estética de la violencia" (Museo de Arte de Zapopan, Febrero 2011): seres humanos que con su trabajo inspiren a otra gente a realizar actividades más allá de lo turbio o negativo. Además de insertar su esfuerzo en un contexto no sólo nacional sino incluso global.

Hay gente, iniciativas y sitios claves en la escena artística de Culiacán, no hay necesidad de repetir referencias y quizá el lector sepa mucho más que yo. En resumen puedo reafirmar que las bases para la consolidación de una escena fructífera están bien cimentadas. Regreso a mi ciudad de residencia con algunas obras que he disfrutado de sobremanera, con proyectos que se leen interesantes y con palabras que seguramente olvidaré, a menos que se conviertan en piezas que con tanto ánimo me compartieron y de alguna manera me convirtieron en cómplice.

En cada taller que ofrezco aprendo y reflexiono más, no sólo sobre el sonido y el arte, sino la vida en si misma. La experiencia del concierto multi-canal en el jardín botánico no ha sido únicamente novedosa para la gran mayoría de asistentes, lo fue también para mí. Ser totalmente hipnotizado por el sitio y sometido a la contundencia del sonido es algo que no es común, por más que hayas realizado conciertos en años, o visitado algunas salas acústicas más especializadas. Debo admitir que, sinceramente, perdí la espacio-temporalidad, abrumador no sólo por el lugar, sino por el gran ánimo de todos los asistentes, por su generosa postura para entablar un dialogo, incluso más allá de las palabras. 

No creo que Culiacán sea únicamente una ciudad para fotografiar y llevarla de recuerdo, tampoco una simple cita en el curriculum vitae; sin duda, creo que es una región que debe ser explorada desde adentro, tanto por sus creadores y pensadores locales como por quienes hemos tenido la fortuna de pasar por ahí, estableciendo lazos que, agitados por el viento, y silencio, han de marcar nuevas rutas para transitar y reflexionar en lo inmediato.




Jardín Botánico de Culiacán